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Hace ya años que empecé como paciente y estudiante de Gestalt, una corriente de la psicología humanista, que de algún modo aplico a mi terapia sexológica. Siempre quedan en nuestro viaje fichas por encajar.

Una noche de verano, en Roma, una de mis mejores amigas me dijo, ¿has probado a bailar los 5 Ritmos?

Yo, que algo había experimentado ya con danzas alternativas, imaginé en mi cabeza espacios de lunáticos  hippies y de gente volada. Con todo, tanto en mi trabajo como en mi vida, el cuerpo me gritaba. Estaba enfadado igual que el de mis pacientes, y a veces ni estaba. Así que un miércoles de noviembre me enteré que en Madrid  había un sweat (espacio de dos horas, coordinado por alguien formada en 5Ritmos), con Azahara Galán.

Me tiré a la piscina. Literalmente. Solo que en lugar de agua había personas. Me pasé casi una hora en una esquina inmóvil, viendo cómo se resistía mi cuerpo, cómo sentía miedo.

Pero, ¿qué son los 5Ritmos? Usando las palabras de una de sus profesoras en  España, Helena Barquilla, “5 Ritmos es un mapa del movimiento de la vida. Gabrielle Roth, la creadora de esta práctica, identificó  5 esencias básicas del movimiento que se manifiestan en 5 Ritmos vitales: Fluido, Staccato, Caos, Lírico y Quietud. A cada uno de ellos van asociados distintos aspectos de la existencia y juntos abarcan todo cuanto nos rodea, todo cuanto somos.”

Su creadora era una bailarina que quería bailar de otro modo. Se nutrió de su propia experiencia, de bailar con gente de todos los matices, historias y enfermedades mentales, de retirarse con Oscar Ichazo, de encontrarse con Fritz Perls  y le pidiera que enseñara a mover a sus pacientes y de conocer a Jodorowsky. Y si, para los que vivimos en Iberia, también se nutrió de ver bailar a la Chunga. Buscaba y encontró un mapa que nunca se acaba, donde se integran mente, corazón y cuerpo.

Pero el movimiento se muestra… bailando. Mi primera mano amiga y Maestra ha sido Azahara Galán, exitosa guerrera que ha traído esta práctica a Madrid. Ciudad donde vivir, con mayúsculas, es difícil en muchos sentidos. Y ahí conocí a Irene Hernández, otra gran profesora con base en Murcia pero que nos regaló un taller de 6 meses maravillosos del que me despedí ayer.

Gozo más, siento más, sufro menos, poco a poco recupero las partes de mi sentir en el cuerpo que me había negado. Y ya metida en este viaje, conocí a una de las primeras, si no la primera: Helena Barquilla.

Lo hermoso de estas mujeres es que viajan y ofrecen sus frutos a muchos lugares.

Yo he sanado mucho. ¿Y qué tiene que ver esto con sexualidad? La sexualidad, como decía también su fundadora, también son olas, son estados, son ritmos. Y a veces coitamos -que no tenemos sexo- con la mente sin cuerpo. O con el cuerpo sin corazón. Otras no sabemos bailar solos o tampoco con el otro o la otra.

¿Qué pasaría si bailaras tu miedo, tu ira, tu pena?, ¿Y si sacudieras la cabeza hasta librarte de tus pensamientos? ¿Y si despertaras tu cuerpo? Y si, en lugar de huir de los que sientes, ¿Lo atravesaras?

Gracias a mis Maestras a y a mi tribu, especialmente a Azahara Galán, de quien recibí el primer abrazo de confort  cuando entré temblando en la sala y un “todo lo que hagas estará bien, aquí no hay ni bien ni mal”.

Mueve el cuerpo, muévelo y la psique sanará detrás. G. Roth